Un cuento real

Todavía recuerdo aquel día que llegue tarde a la universidad. Me había despertado ya flojeroso, a mitad del ciclo escolar. Cuando ni estas alegre porque comienzas, ni estas feliz porque terminas. Justo cuando tu espíritu esta a término medio, entre crudo y quemado. Los rayos de sol ya se filtraban por mis ventanas y con un bostezo largo había procedido a despabilarme con lo de siempre: asearme y desayunar. Nunca es importante ese proceso en los cuentos, ni siquiera en el realismo mágico, o en el existencialismo. Digo, ¿quien ha odio que esperaban a Godot mientras se lavaban los dientes? Así que como todos, meramente diré que sucedió y pasare a lo más importante: aquel día que hubo un choque y llegue tarde a la universidad.

Y es que yo no choque. Lo recuerdo bien, le chocaron. Conforme me acercaba a la ciudad me percaté de una densa cosa gris. Digo cosa porque bien podía ser niebla, o bien podía ser smog. Sonreí para mí mismo, tanto que los regios le echan carro al D.F. y aun creen que el cielo que están viendo sobre sus cabezas es el azul que antes fue. Aunque mejor me callo, que mis amigos foráneos me dicen regio. Total lo soy, a veces.

Ya en la arteria principal del camino sucedió. Uno de esos momentos donde todo se detiene y vez que de la nada aparece el tráfico. Frené con tranquilidad. Suficiente tiempo para voltear a la derecha y verla. Era una de esas típicas chavas de la región. De seguro tenía un nombre como Cindy o algo así. Su cabello castaño se ondeaba al mismo ritmo que su canción, a todo volumen. Una mano en el celular y la otra a veces en el volante y a veces ondeando para visualizar sus uñas. ¡Ah la mujer regia! Siempre un ejemplar para el mundo.

Y en eso se escucho ese leve pum. Ese ligero toque de metal crujir unos centímetros. Sus ojos se abrieron en terror. El celular resbaló de entre sus manos. Su cabeza ligeramente se tambaleó. El choque había sucedido.

Un hombre se baja del carro. Ya enojado, pero conciente de que nada había pasado a mayores. Levanto sus brazos y dijo: “¡Chin! ¿Porque le choque? Disculpe señorita.”

¡AJA! ¿Creían que sería la chava meramente por ser mujer verdad? ¡¡SEXISTAS!!