Un cuento

Alguna vez pensé en entrar a Lic. en Letras como mi carrera. ¿Qué opinan, hubiera sido bueno?

Dedico esta entrada a mis profesores de letras y literatura: Sergio, Helena y Bere.

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La otra especie

Como odio a esas criaturas. Son seres inferiores, una de las ocasionales aberraciones de la naturaleza, después del ornitorrinco por supuesto. Bípedos, feos, con plumaje nada extravagante y simplemente aborrecibles. Todos los días les veo, allí, caminando como si nada. Cruzando los pasillos de los edificios, caminando por las explanadas, comiendo, aglotonándose.

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Me dicen que tengo una fobia. Quizás sea cierto, quizás ellos sean quienes les tengan fobia a esta otra especie, quizás tienen fobia de que yo tenga fobia. Pero por supuesto que no les tengo miedo, después de todo no se veían tan grandes. Juzgo, que por su tamaño, aún podría con uno de ellos con facilidad. Además las fobias, después de todo, son irracionales y lo que yo tengo no es irracional. Estoy seguro de lo que digo y hago; esos seres planean dominarnos. La otra vez vi a uno literalmente parado sobre unos libros, ¡el horror! Me contaron el otro día que uno había atacado, ¿maldad por naturaleza? No hay duda, o más bien, sí la hay, y mucha. Uno nunca puede saber, y eso sí me preocupa.

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Ayer quería subir al elevador, pero no podía. Había uno de ellos adentro. Les juraría que me sonreía y me observaba. Las puertas se cerraban con ese wush característico y con un ding escuché, lo que bien pudo haber sido una carcajada malévola ascendiendo hacia el sexto piso del CIAP. Se me eriza todo el cuerpo en pensar lo que podrían hacernos desde esa altura, todo está en los límites de su imaginación. Cada peldaño de escalera era un esfuerzo en concentración, ¿y si estaban arriba esperándome? ¿Y si descubrían que yo conozco sus planes? No podía; decidí mejor esperar un poco a que el otro elevador viniera. Subí como los flojos, de nuevo usando electricidad, gastando luz, matándo árboles, calentando el planeta; pero al menos subí vivo.

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Cada hora los veo, allí, siempre en los mismos lugares. ¡Se multiplican! Salen de la nada, como ratas de alcantarilla. Les juraría que hay manadas y comportamientos por grupo. Más problemas para nosotros, pues si se unen, quizás serán invensibles. Lo peor, es que se comportan como los animales más salvajes, de los menos civilizados que puede haber. Consumen salvajemente todo a su paso, son territoriales, agresivos entre ellos mismo e incluso tienen rituales de cortejo que me parecen grotescos. Dicen que el mundo se acaba en el 2012, se equivocan, el mundo seguirá, pero nuestro mundo será derrumbado por ellos.

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Lo que no entiendo es porqué soy el único en verlo. ¡Sólo mírenlos! Esa forma de caminar no es normal, su plumaje (a duras penas visible en las cabezas de algunos) simplemente no es natural, ¡ni parecen plumas! ¿Sus alas? Nadie en su sano juicio podría llamarle alas a eso. Sus ojos, son fríos, calculadores, asesinos. Tengo miedo, me miran, puedo ver esos agujeros que llaman ojos siguiéndome a donde voy, no hay escape no hay salida, no hay salvación. ¡Ah cómo odio a esos seres humanos!