Queridos lectores, tarde, pero sigue siendo miércoles (cuando empezé a escribir). ¡Saludos! Bienvenidos a este tiempo de reflexión, recitemos el Finis Africae.
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Hoy en día uno conoce y aprende, se desarrolla y crece. Madura, analiza, emprende, trabaja, estudia y reflexiona. Desafortuniadamente como jóvenes nos llenamos la cabeza de ideas; venimos de programas prestigiosos, entramos a universidades fresas y con gente de mucho dinero. Nos lavan el cerebro, diciéndonos que somos los mejores, que lo lograremos todo, que ganaremos. Efectivamente, los ideales capitalistas (jejeje, seré comunista en el futuro por lo que veo) nos convierten en seres competitivos que sólo buscamos beneficio propio y enaltezernos.
Es sin duda mi pecado más recurrente, el de vanagloriarme, el de buscar ser reconocido, que me aplaudan. "Seré una marca en la historia, seré reconocido." Patrañas. Curiosamente el hacer bien a los demás y el apoyarnos viene no del crecimiento de uno, sino del crecimiento de otros. ¿A qué me refiero con esto? A que hoy aprendí dos lecciones, una me la esperaba, y la otra no.
Resulta que tengo una clase donde yo juraba, teníamos un apartheid. Era muy notorio; geográficamente nos encontrábamos un grupo de estudiantes destacados, los calladitos, con preguntas coherentes y para las cuales se utilizan expresiones como: "hasta qué punto", "según las teorías filantrópicas", y "el sentido de lo efímero". Sí, uno se siente de la alta sociedad, como si Mozart y Vivaldi tocaran en el fondo una suave tonada y le sirvieran a uno caviar, vino antigüísimo y unos ferrero roché. Del otro lado había lo que las malas lenguas llamarían: las airhead, Mientras Me Caso, fresas, con intenciones de que sus papis les paguen viajes hasta que sus esposos puedan hacerlo.
Me mofé del otro lado, y aunque en voz alta no decía nada cometí incluso el error de pensar que simplemente no podría aprender nada de aquellos.
Hoy aprendí dos lecciones, una me la esperaba, y la otra no. (¡Déja Vu!) Una: decidí evitar la monotonía de las clases. Observando que uno siempre se termina sentándose en el mismo lugar, y con las mismas personas. Me puse de acuerdo con cinco amigos. Y decidimos, sin previo aviso, simplemente sentarnos del otro lado. Sí, nos atrevimos. Nos vieron feo, nos preguntaron ¿qué rollo? e incluso pensaron que la maestra nos lo había pedido. La maestra, al ver los nuevos asientos, se rió. LECCIÓN: Cualquier detalle que cambies, provocará una hora completamente diferente. Sientaté en el otro lugar, corre en vez de caminar, saluda a un extraño...
Dos: todos llevábamos una explicación y un dibujo sobre "el día más importante de nuestras vidas". Y allí aprendí. Conocimientos académicos quizás, no todo mundo tenga. Pero vivencias, miedos y deseos, no hay quien no. Personas quienes uno juzga, terminan enseñando un dibujo de una familia en la playa. Equis, un viaje que le pagó papi. ¿Seguro? Resultan ser las últimas vacaciones que estuvo la familia unida, antes del fallecimiento de un ser querido... Resulta ser el primer viaje donde conoció a su padre, quien vive del otro lado del mundo.... Resulta ser un trofeo ganado que trajo orgullo y autoestima... Resulta ser un viaje donde se encontró con los inicios de su religión y comprendió un poco más de dónde venía... LECCIÓN: Cualquiera puede formar prejuicios, pero ver más allá de sólo máscaras de la sociedad es en verdad lo que significa madurar.
Siempre puedes aprender de alguien. Así que esta semana hagan dos cosas: cámbiense de lugar en la escuela, en el cubículo de trabajo, vayan por otra ruta a la oficina y sobre todo sáquenle plática a alguien con quien jamás lo hubieran pensado. Después de cinco minutos de pláticas efímeras sobre el nailpolish o el partido de soccer, aprenderán algo de valor, si tan solo aprenden a escuchar y comprender a los demás...
Me gustó lo de ""Seré una marca en la historia, seré reconocido." Patrañas. Curiosamente el hacer bien a los demás y el apoyarnos viene no del crecimiento de uno, sino del crecimiento de otros." (Pedro, 2009)
ResponderEliminarCuando realmente eres reconocido y la gente lee tu nombre en libros de historia por milenios, es porque has hecho algo por los demás.
Me da miedo el siquiera pensar en atreverme a hacer lo que has hecho... diciendolo medio en broma y medio en serio.
ResponderEliminarPor otro lado, mi clase de matemáticas resulta TAN pero TAN, realmente TAN aburrida (y quizas más que aburrida, redundante), que un dia de estos termine haciendo algo así.