Ingenio y Palabras
Sobre este Blog...
17 mayo, 2013
Pour mes amis de Sciences Po Aix
29 enero, 2013
Cassez, ses deux histoires [En Français, text original en Espagnol sur "Nueva Prensa"]
14 enero, 2013
A la Thought Catalogue
Básicamente el tema es sobre la crisis (post)universitaria, por ende, algo que Thought Catalogue cubre en como el 50% de sus entradas. Esto por supuesto, es reflexión propia y no tiene nada que ver con nadie más. Siéntanse tranquilos en que lo que leerán es sólo la idea de UN muchacho de 22 años. No más, ni sabio, ni con experiencia, ni particularmente guapo.
En resumen, eso es. Verán, graduarte de la universidad es completamente diferente a "graduarte" de tus anteriores etapas. En la primaria simplemente sientes que ya viene lo mejor. A lo mucho cambias de escuela o tus amigos cambian. En la secundaria te conviertes en un ser odioso que cree saberlo todo, y al graduarte sientes que te puedes comer al Mundo. La preparatoria, con suerte, baja tus humos y te recuerda que hay mucho por aprender, pero te mantiene al tanto de que eres grande, toma tu última estrellita y listo para el gran viaje de la vida.
Y luego, la carrera. Aún recuerdo mi primera clase de "Intro a RRII", los primeros chilaquiles en la cafeteria, la primera profesora que me dio miedo, la primera vez que me salí de Campus a comer (badass over here) y de la nada ya estoy en mi último año de la carrera. En 365 días se espera de mí tener un trabajo y aguantar al mundo real.
A continuación voy a numerar todos los problemas que se me ocurren al respecto:
1. ¿Mundo real, qué es eso? - No he vivido el mundo real y esperan que lo sepa manejar.
2. Pasantías - Muy bien, encontré prácticas, las hice, ¿y luego? Para los recién graduados sólo hay... ¡más prácticas! Digo, imagino tarde o temprano me van a querer pagar por lo que hago verdad. ¿verdad?
3. Dinero - Ajá, una hamburguesa cuesta cuanto? Sabe qué, hoy no cenaré, buenas noches...
4. Buscar trabajo - Hola, tengo un CV increíble no quiere... ah, ¿no tiene espacios? Bueno... llámame si surge algo.
5. ¿Cuál trabajo? - La pregunta ¿qué quieres ser de grande? tiene que ser respondida AHORA. YA. A H O R I T A. ¿No sabes? ¿No?
5.1 (vaya relacionado) Encontrar un trabajo que pague (deja tú bien, que pague).
5.2 Encontrar un trabajo que te guste (algo, un poco)
5.3 Encontrar un trabajo en donde crees que puedas seguir creciendo. (Ascender, conocimientos personales, sentimiento de importancia puedes empezar 5.4 pero tarde o temprano se trata de salir.)
5.4 O simplemente resignarte a ser uno más, sacar copias, o contestar el teléfono.
6. Encontraste una pasantía... pero no en tu cuidad, y no pagan. Emmmm.... la última vez que revisé mi padre no era ni el Conde de Spada, ni el Rey Midas.
7. ¿Hay oportunidades en tú ciudad, para empezar? ¿De lo que sea?
Hay más, pero ya tengo sueño.
Otro día veremos mis compatriotas.
08 diciembre, 2012
Do we owe the world anything?
And then again, do I owe you an apology? Do I owe anybody an apology? Do I owe the World anything? Do we, owe the world anything?
This personal reflection comes out of two different experiences: 1. my constant contact with Europeans in this semester, and 2. I just saw "Into the Wild". WARNING it is nothing more than a personal analysis, I (probably) will not use any specific theories this time to defend my arguments. You could say this one is more for me, than for you. With that in mind, read on...
So, there we have it. In the matters of the state we've solved the issue: like in all international law, nothing is applicable unless the legal personality of the state states so. Legally, there is no binding contract to repay the slaves. Politically this may be an entirely different matter.
As usual, the answer might be in the grey area. So let us wander to the extremes:
NO: We don't owe them anything simply because it was their role to do so. They were doing their job. When born a human, you were entitled to Human Rights (that these structures themselves created), and therefore you don't have to pay them (payment is not necessarily money) for anything, at all. Not your parents, not your country (Interesting debate for the army), not the world, not God. Funnily enough, the only thing this means is that you're not obliged to be in perpetual debt of those who helped you grow and become who you are. We may even add that your circumstances are only the result of mere chance, and therefore, with no one responsible for the job.
YES: Whether by, divine intervention (God), a proper social system (the state), or the toil of your ancestors (family) you are currently in a positive situation. Nevertheless, they have not been "paid" for it. The sole devotion and purpose has been you. For any divinity, it's very simple: he gave you life, but with instructions in a sacred text/book/oral retelling. Follow them. For the state, it is also very simple: you were born there; you have your rights, but also obligations. The Constitution, or legal framework of your country shows the instructions. For the World? Nothing written. Yeah, there's a reason international relations analysts call it an anarchic system. For your family? Nothing written as well (that I'm aware off), and yet, all they did for you was a choice. A free willing choice. They could've abandoned you, or worse. Yet they didn't, in a tacit agreement with you. They would protect you now, and you will protect them later on in their lives.
My issue... with the simple "no" response is that you abandon the past. History defines us in many ways, and ignoring it will only cause more conflict with the future. Understanding who you parents are helps you understand why they raised you like they did. On the other hand, the "yes" sounds too blatantly presumptuous.
And now, it all falls to the same rule as the international system. Anything you agree to, is now your responsibility, AND whatever you don't agree to, will have consequences that you're going to have to accept.
From top to bottom:
1. Religion: You believe in a god? Have to follow its rules. Simple. If you don't when you die, if he/she exists, you'll pay the consequences.
2. World: No, we don't owe the world. Like a friend said: "you have within your rights, the right to have a small quiet life, have a family, and let the whole world alone." And yet, you will have to accept that the world is not getting any better. You will have to accept that the situation of the world will keep, for lack of a better world, sucking.
3. Country: Well, if you're against the concept of the current nation-state/or just nation/ or just state then you'll have to accept that the majority DOES accept it and will abide by its rules.
4. Family: Once you grow you have the right to be free of them, if that's what you really want. But nothing in life is permanent and when they leave this world, you will have to accept how they ended up doing.
As for me: I choose responsibility. Not because I HAVE to. I don't. I can just do like the guy in "Into the Wild" and leave civilization. Yet I dislike two things out of that. 1. I would probably die much earlier in the movie, and 2.I am not content with the effects of not being responsible. I am not happy with finding myself, by myself to myself. Je ne suis pas content de simplement, "laisser faire" (pun intended). And because I am not happy with how things are, I WANT to take the responsibility. I want to help my parents out, I want to see my people grow into a strong, peaceful nation-state, I want to help the world understand each other.
14 junio, 2012
Falacias Presidenciales
26 abril, 2012
Why the world needs more Hufflepuffs
To further make my point, Hermione Granger herself, after almost being a hatstall (Pottermore spoiler alert, sorry!) was placed in Gryffindor. Let's assume that she did not ask to be in the house of the brave. This for the sake of argument (to avoid all "the hat takes your choices into account as well" debate), and because I believe our favorite witch wouldn't mind being sorted to Ravenclaw. Why then would the hat place her in Harry's House?
16 enero, 2012
Para Ely y para todos
Hoy es, oficialmente, ya una semana de que te nos adelantaste a aquellas tierras inmortales que llamamos el cielo.
En estos momentos parece que estoy bastante cuerdo y comprendo la situación, pero la mera verdad es que aún hay instantes donde caminando entre los pasillos espero verte aparecer, con esa gran sonrisa y esos ojos brillantes. Hay momentos, donde aún parece que está tu perfume en el aire, donde escucho tu risa; hay momentos donde simple y sencillamente me rehuso a creer que no podré darte un abrazo más, que no podremos compartir ese café que teníamos pendiente.
Ely, lo cierto es que el mundo no estaba listo para dejarte ir. Yo no estaba listo. No lo estoy. No había escrito un mensaje antes porque en mi mente era falso, era una mentira, un complot en mi contra.
Lo cierto es que ocurrió y el mundo entero decide seguir girando. Quisiera detenerlo, exigirle que respire, que se detenga el tiempo y me deje comprender lo que pasó y lo que pasará. Pero supongo no hay nada que pueda hacer para evitarlo, hay miles de millones de vidas en este planeta, pero ninguna es como tú.
Te conocí en el Modelo de las Naciones Unidas de tu colegio, aquel abril del 2005. No sé qué ocurrió ese día entre la chica Dinamarca y ese chico Alemania que en tres días parecían conocerse más que otros en una vida entera. Platicamos sobre las soluciones tontas de los otros delegados, del color de los ojos (donde admito le tuve celos a ese chico cuyos ojos admirabas) y muy pronto de dragones (hasta nos tardamos me parece). Desde ese momento tú y yo crecimos juntos, por lo que podrían ser unos instantes, pero para mí, fue toda una vida.
Por todo ese tiempo juntos sólo puedo agradecerte. Aprendí a trancazos muchas cosas sobre el compromiso, el amor, la pareja y la vida. Tú, me enseñaste lo que significa verdaderamente sonreír ante la adversidad, a apreciar los pequeños detalles de la vida, a no entristecerse bajo la lluvia (sino a besar en ella), a regalar una mirada, a ver el futuro con esperanza. Me enseñaste que la magia existe en cada uno de nosotros (y para aquellos leyendo esto, no, no estoy loco). Me enseñaste que la vida da vueltas y vueltas, pero que la felicidad se puede encontrar con sólo cerrar los ojos y pensar en quienes amas. Tú y tu alma inmortal supieron ver en cada instante lo mejor de todos, siempre.
¿Y yo? Espero haberte enseñado algo a cambio, y digo algo porque francamente dar tanto como tú es simplemente imposible para seres mortales como yo. Pero espero haberte dado lo que tú me diste a mí, espero haberte dado momentos inolvidables y aventuras, un que otro debate sin duda te dí, pero no importaba quién ganaba, al final de cuentas en esos momentos lo importante era resolverlo. (Aunque seamos sinceros, siempre querías ganar tú.) Cuando cortamos y dejamos de ser pareja me queda muy claro que tú, más que yo, fuiste quien logró surcar todo obstáculo y nos mantuviste en contacto. Y lo hicimos, platicábamos, cuando necesitabas a alguien quien te escuchara mi teléfono estaba prendido 24/7, y viceversa también, no me queda duda. Verte en Campus, cumpliendo tus sueños me llenó de alegría. Por años lo único que le pedí a Dios fue que cumplieras tus sueños. Verte caminando, platicando con los venados, riéndote entre amigos, estudiando en biblioteca y cantando en el coro, simple y sencillamente me sacaba una sonrisa.
Querías salvar al mundo Ely, y hoy te digo que lo hiciste. Cada persona que apoyaste incondicionalmente, cada abrazo, cada sonrisa, cada chiste, cada carcajada todos esos salvaron al mundo.
Te puedo decir, que como mínimo me salvaste a mí.
Y a quiénes estén leyendo esto sólo tengo algo que decirles: El mundo sería mucho mejor si todos aprendiéramos a ser un poco más como Elyssa Sanfiz Garza. (22.abril.1990-9.enero.2012)